Ilustrador clásico

“Oren constantemente para que tengan la fuerza y ​​el ingenio necesarios para superar todo lo que se avecina y terminar de pie ante el Hijo del Hombre.” (Lucas 21:36 MSG)

¡Tenía muchas ganas de volver a casa! Había sido un día ajetreado en la escuela y, mientras me apresuraba a preparar mi clase para el día siguiente, dar algunos comentarios a mi compañero en prácticas y recoger mis cosas para irme, ya estaba anticipando mi breve respiro nocturno de todo esto. Sin embargo, justo cuando salía por la puerta, mi aprendiz recordó una pregunta que quería hacerme. ¡Ay! Mi viaje a casa se retrasaría aún más…

Por suerte, no era una pregunta que requiriera una respuesta larga, y solo cinco minutos más tarde de lo previsto, finalmente estaba en camino. En algún momento del día, el mundo lúgubre y frío se había transformado en un paraíso invernal. La nieve blanca y fresca cubría la grisura desnuda que nos había acompañado durante tantos días, transformando la desolación absoluta en un esplendor viviente. Pero he vivido en Canadá lo suficiente como para saber que, con toda su belleza, ¡la nieve también podía transformar las carreteras en pistas de patinaje! ¡Precaución era imprescindible para el regreso a casa!

Me alegró ver que la carretera parecía ir a buen ritmo. Esto solía significar que las carreteras no estaban demasiado resbaladizas. Sin embargo, justo antes de la salida del centro comercial, el tráfico se ralentizó. Me pregunté qué estaría pasando más adelante. Quizás una máquina quitanieves estaba ralentizando el tráfico, o tal vez alguien había perdido a su perro y estaba parado en medio de la carretera. En lugar de preocuparme, comencé a cantar al ritmo de la música de alabanza que salía de mi CD.

Pasaron unos minutos antes de que estuviera lo suficientemente cerca de la causa de la ralentización como para descubrir qué había sucedido. Un vehículo gravemente dañado, con un frontal que parecía un acordeón, estaba en la cuneta, con el conductor desplomado sobre el volante. Había un camión y otro coche averiado bloqueando el carril derecho; pero aún no había patrullas. Eso significaba que el accidente debía de haber ocurrido hacía poco, quizás en los últimos cinco minutos…

Sin saber qué más hacer, empecé a rezar por el conductor. Mientras rezaba, me invadió la impresión de que si hubiera salido del trabajo a la hora que quería, solo cinco minutos antes, habría sido el conductor inmóvil desplomado sobre el volante. Sin embargo, no estaba 100% seguro de que este pensamiento no fuera producto de mi imaginación. ¿Acaso esa pregunta de cinco minutos de mi profesor en prácticas había sido realmente mi salvación?

Seguía dándole vueltas a todo el asunto cuando mi mujer llegó a casa del trabajo. Apenas había entrado en la puerta cuando preguntó: “¿Pasó algo cerca de la hora en que saliste del trabajo?”.

La miré fijamente. ¿Por qué preguntaría ESO? Pero antes de que pudiera recomponerme lo suficiente como para preguntar, me dijo: “¡Alrededor de las 3:30 de hoy tuve una necesidad urgente de orar!”.

Negué con la cabeza, boquiabierta de asombro. ¡Esta era la confirmación! ¡Dios realmente había usado esa pregunta de cinco minutos para protegerme del desastre!

Muy a menudo se oye a la gente preguntarse por qué debería orar, si sus oraciones realmente marcan la diferencia. Después de todo, Dios lo sabe todo, ¿no? ¡Y su voluntad se hará, pase lo que pase!

Pero no, nuestras oraciones SÍ marcan la diferencia. A lo largo de mi vida de oración, he visto a Dios obrar milagros. Él se preocupa y quiere que tengamos una relación amorosa con Él. Sin la oración, la comunicación con Dios sería imposible. La oración es como el oxígeno para nuestra alma.

Sin embargo, la oración nunca es una comunicación unidireccional. Dios siempre responde a nuestra conversación honesta con Él. El problema es que a menudo estamos tan preocupados por nuestras propias circunstancias que no escuchamos su respuesta. Pero cuando nuestros corazones están abiertos a la inspiración de Su Espíritu, la oración marca la diferencia.

Si no lo crees, ¡pregúntale a mi esposa!

¿Tienes cinco minutos para comunicarte con tu Creador? Podría significar la diferencia entre la vida y la muerte. Acércate a Él y disfruta de su amoroso abrazo.

Rob Chaffart
Fundador, Ministerios de Answers2Prayer

Traducido al español por Pascal Lambert