Sienna, mi Yorkshire Terrier, pesa poco más de dos kilos y medio. Vivir y cuidar a una perrita tan pequeña presenta sus propios desafíos. Cuando salgo y dejo a los perros solos, Sienna tiene su propio espacio, lejos de los perros más grandes. No temo que los más grandes la lastimen intencionalmente, pero sin querer es otra cosa. Sienna tampoco sale sola al patio cercado de los perros, ya que los búhos y los halcones la ven como presa fácil. Necesita ayuda para subirse a la cama o al coche, y siempre hay que estar atento a su presencia para no pisarle las patitas sin querer. Su comida también debe ser del tamaño de un bocado para sus pequeños dientes y hocico. Sienna es vulnerable de maneras que mis otros perros no lo son.

Muchas personas vulnerables en nuestro mundo actual también necesitan que seamos conscientes de sus desafíos específicos, al igual que yo conozco los de Sienna. Todos conocemos a personas que tienen algún tipo de dificultad. La pobreza, la enfermedad, la vejez, la soledad, la adicción, el duelo y el abuso de todo tipo nos rodean a diario. La pregunta es: ¿cuán conscientes somos de su vulnerabilidad y qué estamos dispuestos a hacer para cuidarlos y protegerlos?

El salmista escribe en el Salmo 82:3-4: «Defiende la causa del débil y del huérfano; defiende los derechos del pobre y del oprimido. Rescata al débil y al necesitado; líbralo de la mano de los malvados» (NVI).

Pablo escribe: «Lleven los unos las cargas de los otros, y así cumplirán la ley de Cristo» (Gálatas 6:2 NVI).

Salomón afirma sabiamente: «El que se apiada del pobre presta al Señor, y él le recompensará por sus obras» (Proverbios 19:17 NVI).

Dios nos exige a todos que seamos conscientes de los vulnerables y que hagamos algo para ayudarlos y protegerlos. Tomarse el tiempo para visitar a una persona confinada, comprar un café o una comida ligera para una persona sin hogar, enviar una tarjeta de aliento a quienes están de duelo, llevar flores o un guiso a los enfermos, ofrecerse como voluntario para cuidar niños, limpiar nuestros armarios para proveer a Good Will con ropa económica para los menos afortunados son todas formas de ayudarlos, cuidarlos y protegerlos. Ser voluntario con organizaciones sin fines de lucro que también luchan por las necesidades de los vulnerables es otra excelente manera de actuar según Dios.

Los vulnerables nos rodean a diario. Pidamos hoy a Dios que abra nuestros ojos y corazones no solo para verlos, sino también para brindarles una mano amiga.

Oración: Padre Dios, abre mis ojos hoy a los vulnerables que me rodean y anímalos y fortalece mi corazón para ministrarlos con el poder de tu Espíritu Santo. En el nombre de Cristo. Amén.

Lynne Phipps
Tawatinaw, Alberta, Canadá

Traducido al español por Pascal Lambert

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