“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación…” (2 Cor. 1:3 NVI)
Recuerdo que era el primer invierno en nuestro nuevo hogar. La vieja casa de mi abuela se había incendiado una terrible noche del verano anterior. Afortunadamente, todos habíamos escapado con vida del incendio, pero habíamos perdido todo lo que teníamos. Las únicas cosas que mi papá pudo encontrar fueron los anillos de boda de mamá. El estuche de plástico en el que los guardaba por la noche se había derretido alrededor de ellos. Sin embargo, creo que las cosas que mamá realmente extrañaba eran todas las fotografías que tenía de su familia y su infancia. Cada una guardaba un recuerdo especial para ella y ahora todas habían desaparecido.
Nuestro nuevo hogar era bonito, pero todavía utilizábamos una estufa de leña para calentarnos. Yo estaba afuera buscando leña para llevar a la casa. Pude ver a mamá saliendo al aire frío del porche delantero. Estaba colocando algunas semillas especiales en un comedero para pájaros antiguo. Luego volvió a entrar y miró por la ventana. Pronto dos cardenales volaron, aterrizaron en el comedero y comenzaron a comer. Mientras llevaba la leña a la casa, pude ver a mi mamá sonriendo a través de la ventana. Parecía tan feliz e incluso se secó una lágrima del rabillo del ojo.
Recordé que una vez dijo que los cardenales eran los pájaros favoritos de su mamá y que cada vez que los veía podía sentir el amor de su madre. Me hizo feliz saber que, aunque había perdido todas esas fotos y los recuerdos que guardaban, todavía podía sentir a su mamá cuidándola con amor desde el cielo cada vez que veía un cardenal.
Estos días siento lo mismo cada vez que veo una mariposa revolotear. Cada una me recuerda a mi mamá. Cada una me llena de amor. Cada una me conecta con el cielo. Solo espero ver algunos cardenales este invierno también. Cuando lo haga, pensaré en mamá y abuela juntas en el cielo. Agradeceré a Dios por los recordatorios diarios de que nos cuidan y aman. Y enviaré mi amor en una oración a mamá y abuela en el paraíso.
Joseph J. Mazzella
Traducido por Pascal Lambert.