“Hagan todo con amor” (1 Corintios 16:14 NVI)
Cuando era un niño pequeño, siempre me cambiaba la ropa elegante después de ir a la iglesia y salía a jugar unas horas. Cuando regresaba, la casa olía divina. Era mi abuela italiana preparando la cena del domingo. Llamarlo un festín sería quedarse corto. Había hogazas de pan italiano recién horneado con mantequilla. Había montones de pasta cubiertos con salsa roja cocinados a fuego lento durante horas. También se cocinaban a fuego lento con la salsa albóndigas, a veces papas, a veces pollo, a veces bistec o carne de venado y, con mayor frecuencia, una combinación de ellos. Recuerdo que todos nos reuníamos alrededor de la vieja mesa de metal del comedor. Luego comíamos con sonrisas, risas y alegría. Siempre me sentí tan tranquilo y seguro allí. Siempre salíamos de la cena con la barriga llena y el corazón feliz.
A medida que fui creciendo y me convertí en adulta, intenté hacer versiones más pequeñas de las cenas dominicales de Nana. Obtuve la receta de la salsa de papá y, como buena italiana, la sazoné a mi gusto. A menudo, me acercaba mucho a hacer una cena como la de ella, pero nunca quedaba del todo bien. Finalmente, llegó un momento en el que me di cuenta de lo que estaba haciendo mal. Estaba tratando de recuperar un sabor cuando lo que realmente quería hacer era recuperar un sentimiento. No era solo la comida deliciosa lo que hacía que esas cenas fueran tan maravillosas, sino también el sentimiento de amor que había allí. Nana siempre ponía su amor en su cocina y siempre ponía su amor en su vida. Desde entonces, he hecho todo lo posible por hacer lo mismo. No importa lo que esté cocinando o haciendo, siempre trato de sazonarlo con amor.
Dios nos ama a todos tanto y quiere que compartamos nuestro amor también. Dios quiere que pongamos nuestro amor en nuestra cocina, nuestros días y nuestras vidas. Cada día aquí puede ser un banquete de amor si lo hacemos. Cada día aquí puede ser un banquete de alegría cuando lo compartimos. La elección es nuestra. Por eso, que siempre elijas sabiamente y sazones cada día de tu vida con Amor.
Joseph J. Mazzella
Traducido por Pascal Lambert.