“Señor, sólo tú eres mi herencia, mi copa de bendición”. (Salmo 16:5a NTV)

Actualmente estamos contemplando una próxima mudanza. Y mientras pienso en todo lo que implicará tal mudanza, me vuelvo cada vez más consciente de lo que será necesario empacar y de lo que será necesario encontrar un nuevo hogar antes de partir. Porque cuando nos mudamos sobre esta tierra, nos llevamos cosas con nosotros. Y, a menudo, trasladamos muchísimas cosas con nosotros. Empacamos ropa y zapatos, camas y ropa de cama, platos y cubiertos, palas y azadas, carretillas y juguetes, libros y archivos y una multitud de cosas más, incluidos niños, mascotas, remolques e incluso ganado. Para la mayoría de nosotros es realmente importante hacer una mudanza terrenal.

Entonces, cuando leí el versículo de hoy, recordé otra mudanza. Nuestro último paso en esta tierra que nos lleva a nuestro hogar celestial. Y cuando morimos, no nos llevamos nada en absoluto a nuestro nuevo hogar, aparte de nuestras almas. Y sin embargo, cuando lleguemos, ¡lo tendremos todo! Porque el Señor es nuestra herencia. Porque el mismo Espíritu da testimonio á nuestro espíritu que somos hijos de Dios.

‘Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos de Cristo; si empero padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” (Romanos 8:16-17 Reina Valera)

Jesús es nuestra copa de bendición no sólo aquí mientras caminamos y nos mudamos sobre esta tierra, sino para siempre en el cielo cuando hacemos ese paso final para estar con Él eternamente. Y en Cristo tenemos todas las cosas. No necesitaremos nada más. Él ha ido adelante para prepararnos un lugar. Un lugar donde nuestros corazones rebosarán de alegría y acción de gracias por una herencia que ahora no podemos ni siquiera comenzar a captar o comprender. Porque tendremos el privilegio de nunca llegar al fin de conocer a Dios, quien en sí mismo no tiene fin.

Que así, si aún no lo hemos hecho, confiemos en Cristo como nuestro Señor y Salvador, perdonador de nuestros pecados y restaurador de nuestra comunión con Dios nuestro Padre. Para que cuando llegue el momento de nuestra última mudanza, no tengamos miedo, solo paz que sobrepase el entendimiento de que todos estarán listos para nuestra venida.

Oración: Gracias Señor Jesús porque eres nuestra herencia, eres nuestra copa de bendición. Gracias porque somos herederos de Dios, coherederos contigo para compartir tu gloria para siempre. Que cada uno de nuestros corazones esté preparado y listo para nuestro traslado final desde esta tierra y el lugar que Tú has preparado para nosotros. En el nombre de Cristo oramos. Amén.

Linda Phipps
Atlin, Columbia Británica, Canadá

Traducido por Pascal Lambert

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La próxima mudanza

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